Llamamiento a la acción

Fecha: 12 de septiembre de 2025

A la luz de las tragedias y la violencia que han sacudido nuestras comunidades esta semana, muchos de nosotros nos sentimos confusos, desesperanzados o enfadados. Nunca hubiéramos podido predecir lo corrupto o equivocado que se volvería nuestro mundo. Independientemente de nuestras opiniones políticas, nos une una verdad: todo ser humano merece vivir sin miedo.

Sin embargo, hoy en día, hemos visto asesinatos, tiroteos en escuelas, robos y ataques a personas sólo por el color de su piel, su idioma o su lugar de origen. Algo va muy mal.

No puedo señalar la causa exacta, pero sé que esto no ha ocurrido de la noche a la mañana. Poco a poco, el odio ha vuelto a introducirse en nuestra sociedad -disfrazado de respetabilidad y de un traje o un vestido bonitos- mientras nosotros nos hemos insensibilizado o nos hemos distraído demasiado con nuestras vidas como para darnos cuenta. Sí, nosotros. Lo hemos permitido, a menudo sin darnos cuenta. Al esforzarnos por evitar que se repitiera la historia y las atrocidades que puede infligir la humanidad, pasamos por alto cómo el odio encontró nuevas formas de colarse por las rendijas.

Entonces, ¿cómo podemos mejorar nuestro mundo, nuestro país y nuestros barrios? No hay una respuesta sencilla. Pero aquí es donde empezamos: debemos enfrentarnos a la realidad del mal que nos rodea. Denunciarlo. Dejar de excusarlo. Dios no "permitió que esto sucediera", fuimos nosotros quienes lo hicimos, a través de la arrogancia, la división y el orgullo mal entendido. Hemos sido tan egoístas que hemos pensado que sabíamos más, y que nuestro voto nos hacía superiores y mejores que los demás. Siéntese con eso por un momento, y luego permítase la gracia. No hay que avergonzarse del cambio. La buena noticia es que tenemos la opción de elegir de forma diferente. Podemos humillarnos, volver a la compasión y volver a invitar a Dios al centro de nuestras comunidades. Ese, amigos míos, es el primer paso. Debemos empezar a amar sin límites. No importa la procedencia, la identidad o las creencias de nadie: todas las personas sangran rojo. De derechas o de izquierdas, heterosexuales u homosexuales, morenos o claros, viejos o jóvenes, nuestra humanidad compartida nos llama a actuar. Hay demasiadas personas sufriendo y no hay suficientes voces que les recuerden: "Tú importas. No estás solo".

En Faith & Justice Support Services, estamos comprometidos a ser esa voz, arraigada en la fe, basada en la justicia y dedicada a levantar a nuestra comunidad. Juntos ...

¡Sé valiente!

Muestra compasión.

Ofrece respeto, incluso cuando no te lo den.

Esta es nuestra llamada a la acción.

Con amor,
Cruzsilla
Fundador